Conmover los corazones endurecidos…

«Mi dulce Salvador me ha hecho comprender, dice Santa Margarita María, que los que trabajan por la salvación de las almas tendrán el arte de conmover los corazones endurecidos, trabajarán con admirables resultados si se compenetran ellos mismos de una devoción tierna hacia su Corazón sacratísimo».

Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida.

Dejarse hacer por Dios…

«¡Haz de mí lo que quieras!, más déjame vivir y morir en tu amante Corazón, para que ahí se caldee el mío y pueda a mi vez calentar las almas que se acerquen a mí».

Lira del Corazón.

Un corazón contrito…

«El Señor no desprecia un corazón contrito y humillado».

Diario de 1932 a 1934.

Un corazón ardiente…

«No tengo más que miseria que ofrecerte, porque esto sólo produce mi huerto; pero en medio de este huerto está mi corazón ardiente que te lo doy por entero».

Viva Cristo Rey.

Hacer gozar el Corazón de Dios…

«La Lira de su corazón, al producir esos como gemidos que le arranca el dolor, envueltos en la confianza en Dios, en el abandono completo de su divina Providencia, en una fe ciega en su misericordia, en un amor ardiente, con sus vibraciones (del sufrimiento aceptado y amado), hace gozar el corazón de Dios».

Lira del Corazón.

Ofrecer el corazón…

«Ofrece tu corazón a Jesús para que le sirva de altar también, y venga a inmolarse en Él».

Lira del Corazón, 1˙parte, cap. I.

Las aspiraciones del corazón…

«Llena, Jesús mío, todas las aspiraciones de mi corazón y ayuda a mi flaqueza, sostenme en el vuelo que quiero emprender, no me dejes, que en ti confío».

Ejercicios espirituales de 1933.

Situarse en el Corazón de Jesús

«Recuerda siempre, pero sobre todo en esa hora de conversación a solas con Él, que tienes todo poder sobre su Corazón, pues Él mismo te lo ha dado… ábrele tu corazón de par en par; confía inmensamente, ama inmensamente».

Lira del Corazón.

Corazones que sintonizan…

«Absorción de los sentimientos de Jesús por este pequeño corazón mío… Me parece como si todo Él pasara a mi pobre corazón con sus sentimientos todos».

Carta al director espiritual, 23 de mayo de 1950.

Un corazón fuerte…

«Tengamos el corazón preparado hasta para ser mártires».

Carta colectiva de mayo de 1978.