«La salvación de las almas, para cuya adquisición cambia en monedas todas sus penas, depositándolas, (aunque sin verlas) en las manos virginales de María, para que ella las purifique, y ya purificadas, unidas a los méritos suyos y de su hijo, tengan un valor casi infinito, para poder comprar millones de almas».
Excelencia de la Vida Religiosa.