“Necesitamos manifestarle nuestra contrición por las ofensas con que hemos contristado su adorable corazón, le hemos herido por las faltas de caridad que Él bien conoce, pero que está dispuesto a perdonar, cada vez que nosotros humildemente las reconozcamos y nos arrepintamos de ellas de corazón”.
Carta colectiva de junio de 1969.