Así es nuestro Dios…

«¡Es tan dulce, tan bueno un Dios comprendido y amado!, comprendido sí, en su eterno misterio; en el eterno misterio de su amor por el hombre».

Estudios y meditaciones, folio 661.

Plenitud de fuerza, de luz y de vida…

«En el seno de la Divinidad hay y habrá para siempre movimientos sacrosantos, reposos inefables, intercambios colmados de delicias; una plenitud de fuerza, de luz y de vida que se complace en sí misma y que de sí misma se regocija. Es la bienaventuranza divina del amor eterno, antigua y sin embargo siempre nueva, que no conoce ni cansancio ni saciedad, sino que quiere amar siempre aquello que siempre ha amado y que por siempre amará».

Yo soy el camino, la verdad y la vida.

Un Dios que tiene más gusto en dar…

«Sé que pido a un Dios inmenso, infinito, que tiene más gusto en dar, que nosotros en recibir y que puede dar a cada uno todos sus tesoros, sin que esto se agoten ni se menoscaben, para darlos igualmente a otra alma confiada que sea audaz en sus peticiones».

Postula me, et dabo tibi gentes haereditatem tuam et possessionem tuas terminos terrae.

Mi Señor piensa y se acuerda de mí a cada momento…

«¿Qué me importa que nadie piense en mí, que nadie se ocupe de mí, si mi Dios, mi Señor piensa y se acuerda de mí a cada momento?»

Ejercicios Espirituales de 1943.

Tres cualidades divinas…

«Si en todo ser inteligente hay necesariamente tres cosas: poder, inteligencia y amor, y de estas se derivan todas sus demás cualidades, elevemos estas tres cualidades a lo infinito y tenemos un poder infinito, una inteligencia infinita y un amor infinito, esto es: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo».

Breve estudio sobre el Credo.

La eternidad de Dios…

«Decimos que el Verbo estaba en Dios, porque subsistía como persona distinta, pero igualmente eterna y divina por naturaleza. Aquí vemos declarado el misterio de la eternidad de Dios».

Sobre los santos evangelios.

Inspirarse en los libros…

«Laus Deo et Mariae. Meditación de la mañana antes de la santa Misa, tomada de ‘Esposas del Señor’, por Josef Staudinger, S.J., sobre ‘Dios es amor’. Hice la lectura a la comunidad; desde las primeras lineas mi alma se abismó en ese misterio de misterios: el amor de Dios. Dulcísima comprensión. ¡Inefable dicha! ¡Amor de Dios a sus criaturas; a mí especialmente! ¡Cómo lo he saboreado, cómo invadió mi alma! No hay palabras para explicar esto, ni para razonar con ellas, únicamente hay abundancia de lágrimas para sentirlo, para agradecerlo, para gustarlo, para tratar de derramarlo por el mundo entero».

Ejercicios Espirituales de 1962.

Amar a Dios…

«Amar y servir a Dios al estilo de los santos».

Viva Cristo Rey.

Inundados de Dios…

«Ahora me encuentro inundada de Él, nadie me lo podrá arrebatar, amaré por fin a mi Dios tanto como lo he deseado, sin miedo a contristarlo, ni perderlo. Él será mi posesión y yo seré suya para siempre jamás».

Lira del Corazón.

Divino huésped del alma…

«En medio de ese templo, consagrado por el Espíritu Santo, se levanta el tabernáculo de la Augusta Trinidad (la propia alma), puesto que habita en ella, si el alma hace en todo la voluntad del Padre».

Estudios.