«Aprovecha mucho al alma el conocimiento íntimo y profundo de su nada y el recordar las infidelidades pasadas, para tomar de ahí ocasión de ser más humilde; y más confiada en Dios. Sus miserias sólo le servirán para arrojarse, llena de amor y de humildad, en los brazos de su Dios».
Lira del Corazón, Primera parte, capítulo II.