En la misión de Japón…

«Nuestros vecinitos que ya se han familiarizado con nosotras, se han dado cuenta que las dotey sama, como ya nos llaman y es el nombre con que suelen designarnos las personas cultas, católicos y no católicos, son amigas de los niños los aman y desean su bien; ya tenemos muchos que vienen a estudiar el catecismo y también señoritas y jóvenes. Pidan a Dios alcancen todos la gracia del bautismo».

Carta de mayo de 1953.

La obra misional de Dios…

«Antes de la manifestación de Dios sobre la tierra, por medio de la creación, la obra misional de las Tres Augustas Personas consistía ante todo y sobre todo: en el amor. Ya desde entonces, lo desplegaba sobre sus criaturas venideras en todas las formas en que lo hemos visto aparecer sobre la tierra, en todas sus derivaciones de: misericordia, ternura, solicitud, magnanimidad, delicadeza, sinceridad, espontaneidad, dulzura, fortaleza,: ya nos veía atraídos hacia él por el suave y fuerte lazo de su amor, absorbiendo el abismo de nuestra nada y miseria, en el abismo sin fondo de su misericordia».

La Santísima Trinidad Misionera.

Una valiosa herencia…

«Sí, no quiero otra herencia; quiero nada menos que todas las naciones porque quiero que todas ellas sean el trono de Cristo Rey. Mi anhelo supremo es que él reine en todos los corazones, en las sociedades, en los hogares. Que todos los hombres se le rindan como vasallos, que lo adoren como su Dios; que desechen de sí sus falsas divinidades para que caigan de hinojos a sus pies sacrosantos».

Postula me, et dabo tibi gentes, et possessionem tuam terminos terrae.

Una gran herencia…

«Cuando mi Dios hace a su Hijo unigénito esta hermosa promesa, en la persona del Mesías a quien se dirige, como como hermanita suya que soy, hago mía propia esta palabra del Padre y puesto que no tengo más que pedir, pido con confianza de hija, con toda la audacia que se basa en las palabras mismas de Jesús: ‘todo cuanto pidiereis al padre en mi nombre lo concederá’, y reclamó para mí, como mi herencia, las naciones todas».

Postula me, et dabo tibi gentes hareditatem tuam, et possessionem tuam terminos terrae.

El Credo…

«El Credo se remonta hasta los Apóstoles, quienes lo compusieron en la tarde de Pentecostés, antes de separarse para ir a predicar el Evangelio, conforme se los había mandado Cristo nuestro Señor: ‘Id de dos en dos a predicad por todo el mundo, bautizando en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo'».

Breve estudio sobre el Credo.

Acción y contemplación…

«Nuestra misión en tierras paganas consistirá especialmente en la oración y sacrificio, pues estamos perfectamente convencidos de que, si esto falta, todo lo demás se vendrá abajo. Por eso seguimos aún en misión con todas nuestras prácticas de vida contemplativa».

Carta del 2 de octubre de 1945.

Un anhelo misionero…

«Sí Jesús mío, prevalecerás contra tus enemigos con la espada de tu amor, de tu misericordia; y de enemigos, se convertirán en amigos tuyos, en tus fieles servidores; entonces reinarás de un polo al otro de la tierra».

Estudios.

Una conquista…

«La vida no merece el nombre de vida si no se emplea toda ella en conquistar vasallos para el Rey inmortal de los siglos».

Lira del Corazón.

Las misiones y la oración…

«Las misiones siempre han tenido un imán poderoso sobre mi corazón… Antes de ingresar al convento, ya me cautivaban. Pero me cautivaba también la vida escondida en Dios; una intensa vida de oración y sacrificio oculto».

Experiencias Espirituales.

¡Es urgente que Cristo reine!…

«¡Es urgente que Cristo reine! Sí, es urgente, muy urgente y esta urgencia no deberá darnos tregua en el anuncio de la buena nueva».

Carta colectiva de marzo de 1978.