Plenitud de fuerza, de luz y de vida…

«En el seno de la Divinidad hay y habrá para siempre movimientos sacrosantos, reposos inefables, intercambios colmados de delicias; una plenitud de fuerza, de luz y de vida que se complace en sí misma y que de sí misma se regocija. Es la bienaventuranza divina del amor eterno, antigua y sin embargo siempre nueva, que no conoce ni cansancio ni saciedad, sino que quiere amar siempre aquello que siempre ha amado y que por siempre amará».

Yo soy el camino, la verdad y la vida.

Conmover los corazones endurecidos…

«Mi dulce Salvador me ha hecho comprender, dice Santa Margarita María, que los que trabajan por la salvación de las almas tendrán el arte de conmover los corazones endurecidos, trabajarán con admirables resultados si se compenetran ellos mismos de una devoción tierna hacia su Corazón sacratísimo».

Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida.

La fecundidad del Espíritu Santo…

«El espíritu Santo es la vida, la fecundidad. ¿No se paseaba acaso él, sobre las aguas en la aurora del tiempo, para fecundarlas? Es también el Espíritu Santo, el que fecundó el seno de la virgen María y el que ha dado vida a la Iglesia. De esta manera, el amor infinito, que se nos ha manifestado en Jesucristo, es un solo amor en tres personas con este mismo amor; y se aman y amarán eternamente con este amor único, que es substancia propia y constituye su eterna bienaventuranza».

Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida.

Camino, verdad y vida…

«Yo soy el camino, la verdad y la vida. Yo soy, indica la unidad divina. Dios que se afirma único: «Yo soy el que soy», es el Dios de ayer, el Dios de hoy, el Dios de mañana, ¡el Eterno! Yo soy, y en mí, único, son tres: el camino, la verdad y la vida».

Yo soy el camino, la verdad y la vida.