«Hay muchas cosas que quisiera decirles… pero prefiero que sea ÉL y ELLA, nuestra Madre del Cielo quienes lo digan al secreto de sus corazones, para que juntamente vaya su gracia, que infunde en cada corazón, el deseo de una verdadera superación, y un amor sincero y efectivo».
Carta colectiva de junio de 1969.