El grito silencioso que lanza Jesús…

«Aprended de mí que soy mando y humilde de corazón. Este es el grito silencioso, que lanza Jesús Maestro, en todas sus acciones; en su ayuno de 40 días, en su bautismo, en sus admirables predicaciones, en su intimidad con la familia de Betania, en su paciencia y amor con sus ignorantes discípulos, en sus curaciones milagrosas, en su primer milagro hecho a instancias de su divina Madre».

Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón.

El Señor Jesús no olvida su lección…

«Jesús agoniza en el huerto, e invade su alma el temor, el tedio, la angustia. ¡Tan feliz que vivía en su cielo!… ¿A quien buscáis?, pregunta a los sayones que le van a aprender… Yo soy… como heridos de un rayo caen todos de bruces… Y sin embargo se deja maniatar y conducir como un cordero… Es que como Maestro no olvida su lección: Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón».

Aprended de mí que soy mando y humilde de corazón.

Mansos y humildes de corazón como Jesús…

«En la divina Eucaristía, es también este su continuo grito: Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón. Y yo que le escucho, que lo adivino en todas las cosas, ¿no aprenderé de este divino Maestro a ser mansa y humilde como él? Si tú, Jesús mío, esculpes en mi corazón esta sentencia con letras de fuego, él no rehusará seguirte en la humillación; hazlo así, te lo pido por el corazón humildísimo de tu Madre, porque, para hacer tus delicias quiero ser: mansa y humilde de corazón».

Aprended de mí que soy mando y humilde de corazón.

Jesús adolescente…

«Aprended de mí que soy mí que soy manso y humilde de corazón, nos dice el adolescente de Nazaret, que ayudando en las faenas a su Madre, pone en sus delicados hombros la cantarilla de agua, toma en sus manos los instrumentos de carpintería para ser enseñado por su padre adoptivo: san José, en su humilde oficio. ¡El que es la ciencia misma!»

Aprended de mi que soy manso y humilde de corazón.

Aprender de la mansedumbre y humildad de Cristo…

«‘Aprended de mí que soy mando y humilde de corazón’, nos dice el Hijo de Dios, cuando concibe en su mente el hacerse hombre por salvar al hombre. Este Dios creador de quien dependen todas las cosas y a quien la naturaleza toda rinde adoración. Este Dios tres veces santo, a quien continuamente adoran los nueve coros de ángeles por él creados, proyecta descender a la tierra, abandonar su hermoso cielo en donde está feliz, y tomar entre nosotros, la forma de un hermosísimo niño; y ahí entra en las pajas del pesebre, reclinado apaciblemente, con unos pobres pañales que lo envuelven y tiritando de frío, clama muy alto aprended de mí que soy manso y humilde de corazón».

Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón.

Mansos y humildes de corazón…

«En la divina Eucaristía, es también este su continuo grito: Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón. Y yo que le escucho, que lo adivino en todas las cosas, ¿no aprenderé de este divino Maestro a ser mansa y humilde como Él? Si tú, Jesús mío, esculpes en mi corazón esta sentencia con letras de fuego, Él no rehusará seguirte en la humillación; hazlo así, te lo pido por el corazón humildísimo de tu Madre, porque, para hacer tus delicias quiero ser: mansa y humilde de corazón».

Estudios.

En cuanto al prójimo…

2928 d3A458DE3-B83A-4D04-870A-650A6CF995AF$L0$001~photo.JPG«En cuanto al prójimo: paciencia inalterable, dulzura, mansedumbre y caridad tierna y activa».

Ejercicios Espirituales de 1933.

En el nombre de Jesús manso y humilde de corazón…

2796  IMG_20130903_104524_432.jpg«En nombre de ese Jesús que sólo se puso por modelo en el ser manso y humilde de corazón, les dirijo esta misiva, confiando en el poder de su gracia, que hará mella en sus corazones, para que cada uno se proponga al fin ser, lo que prometió a Dios».

Carta colectiva del 4 de junio de 1965.

En las huellas de Cristo…

2492 jul 12.2011 004.jpg«Para que mi pie quede exactamente en la huella suya, es necesario que reciba todas esas menudencias de la vida religiosa con la mansedumbre, con la paz, con la humildad que Él recibió todo en su vida».

Meditaciones.

Aprended de mí, dice Jesús…

2445 Nuestra Madre Fundadora.jpg«Y en la Divina Eucaristía, es también este su continuo grito: «Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón».

Estudios y meditaciones.