«Con cada uno de ustedes permanece inalterable, y siempre dispuesto a escucharles Jesús Sacramentado. En él encontrarán inmensamente más de lo que piensan encontrar en esta pobre madre. Además, cuando a él le platicamos nuestras luchas, tentaciones, angustias y alegrías, con el consuelo da la gracia. Bien lo saben, la gracia sólo la puede dar Dios.»
Carta colectiva del 9 de marzo de 1973.