Todo por la salvación de las almas…

«Las almas eran el blanco de mis oraciones, de mis sacrificios, de mis inmolaciones, ellas, el solo pensamiento de poblar con mis oraciones y sacrificios del cielo, de salvar innumerables almas, de lograr la santificación de muchos sacerdotes, de trabajar en todos los intereses de Jesús, me enamoraron de la cruz ¡en tan intenso grado! que no ansiaba más que sufrimientos, penas, inmolaciones».

María ha escogido la mejor parte.

Conversión y conversación a los pies de Jesús…

«En aquel éxtasis de amor, embriagada su alma ardiente a la vista del Maestro adorado, y fortalecida con el manjar de la divina palabra, no sintiendo otra necesidad urgente que la de estar a los pies de su Dios, se olvidaba completamente de qué el maestro y los discípulos, cansados, tenían necesidad de reparar las fuerzas físicas, con un alimento apropiado… ella, más que su hermana, necesitaba escuchar y grabar en lo más íntimo de su corazón las enseñanzas divinas, ya que tiempos atrás había dado cabida a todas las pasiones, en su descarriado corazón».

María ha escogido la mejor parte.

La mejor parte…

«‘María ha escogido la mejor parte’. La parte de los ángeles, la de los bienaventurados: estar siempre viendo a Dios fuente de toda dicha, el gozo pleno de las bienaventuranzas».

María ha escogido la mejor parte.

Para salvar almas…

«Por esto, Jesús mío, tú has puesto en el fondo de mi corazón que, para hacer mucho bien en tu Iglesia Santa, para ser verdaderamente útiles a las almas, y poderlas salvar, necesitamos la oración, el sacrificio y la acción».

María ha escogido la mejor parte.

Los dolores de María…

«Cuántos y cuán acerbos han sido los dolores de su santísima Madre, por la salvación de las almas».

María ha escogido la mejor parte.

Difundir a Jesús Eucaristía…

«Tú calentarás sus almas con tus rayos, ellas saldrán caldeadas, e irán a sus casas a difundir por doquier a Jesús Eucaristía».

María ha escogido la mejor parte.

Unión con Dios…

«La unión recogida con Él, negociando en los intereses de las almas».

María ha escogido la mejor parte.

Anonadados en la Eucaristía..

«El misionero procurará vivir anonadado en la Sagrada Eucaristía, siendo para él el divino prisionero un modelo que imitar en el silencio, abnegación, obediencia y constante amor hacia los hombres, para quienes se queda oculto en el Sagrario, siendo para la mayor parte de ellos un Dios desconocido».

María ha escogido la mejor parte.

Serenidad…

«Nada podía enturbiar la apacible serenidad de mi alma. En ella todo era paz, alegría, que, según he sabido después, era de fusibles y como que la injertaba en otras almas».

María ha escogido la mejor parte.

La oración continua…

«En medio del trabajo mi conversación sólo era contigo, mi oración continua, mi unión tan íntima, como si hubiera estado recogida en la capilla».

María ha escogido la mejor parte.