Anhelos misioneros de llegar a todos…

«He pensado además, que quizá quiera Nuestro Señor, ya que yo soy tepiqueña, que la primera casa misional que se funde sea con los Coras, habiendo, como hay ahora misioneras en la sierra, bajo cuyo cuidado podríamos estar sin temor. Así las religiosas se encargarían de las niñas, de visitar los hogares, de recetar y curar los enfermos; siendo, me parece una poderosa ayuda para los ministros del Señor».

A Mons. A. Hurtado, Ob. De Tepic. 6 de junio, 1944.

Hacer todo por amor…

«Se vive tan dulcemente cuando se hace todo por amor, y es tan meritorio».

Carta a uno de sus familiares el 6 de enero de 1930.

La catequesis familiar…

«El Santo Padre y los Obispos están reforzando la Catequesis familiar, para que los matrimonios tomen conciencia de sus deberes como padres de sus hijos a quienes no sólo la vida humana pueden dar sino también deben alimentar y sostener en ellos la vida del espíritu. Si todos los sacerdotes, catequistas y misioneros se empeñan en secundaria este fuerzo pastoral en nuestro Santísimo Padre, pienso que Dios nos volverá a bendecir con una nueva floración de buenas vocaciones».

Carta a su hermana Dulce María, Misionera Clarisa, 26 de junio de 1980.

Los hijos son prestados…

«Los hijos son prestados; llega un momento en que Dios nuestro Señor los reclama para sí, cosa que no quita el que esos hijos privilegiados sigan amando a sus padres igual; no igual, mucho más que antes ya que aprenden a amarlos sobrenaturalmente; y es por esto que resulta un cariño verdaderamente maravilloso, ya que, a la naturaleza se une la gracia, para amar a lo… divino, como Jesús».

Carta del 4 de septiembre de 1964 a uno de sus familiares.

Los hijos, causa de alegría…

«Sin duda el aumento de la familia continúa… ¡Bendito sea Dios, es una alegría muy grande que en buenos hogares cristianos aumente el número de los hijos de Dios! Serán causa de alegría para los propios padres que espero cuidarán de educarlos con el esmero y atención a que tienen derecho esas criaturas que Dios les confía. Son además, causa de alegría para la Iglesia de Cristo».

Carta a su primo Agustín Espinosa el 10 de abril de 1981.

Gratos y santos recuerdos de los padres…

«Que cuando tus hijos sean grandes, tengan la misma dicha que nosotros, de solo hacer gratos y santos recuerdos de nuestros buenos padres, que Dios tenga en el cielo».

Carta a uno de sus familiares el 31 de mayo de 1952.

Recuerdos de una madre santa…

«Acuérdate siempre de nuestra santa madre, cómo sabía adunar todas las cosas, tranquilizar todos los temperamentos, alentar a todos, hacer el bien a cuantos se acercaban a ella, y ante todo: hacer la felicidad de los suyos».

Carta a una de sus hermanas el 31 de mayo de 1952.

La vida en familia…

«¡En familia hay tantos, tantos pequeñitos sacrificios que hacen la vida tan meritoria! Una palabra amable, cuando se quisiera mostrar fastidio, un servicio prestado, continuar algún quehacercillo que otro dejó por olvido, manifestarse sonriente en todo tiempo aunque se esté sufriendo interior o exteriormente, ¡esto le es tan agradable a Jesús y consuela tanto su corazón afligido!»

Carta a su familia el 6 de enero de 1930.

Un consejo a las esposas para la hora de comulgar…

«Cuando Jesús baje sacramentado a tu corazón, conságrate toda a Él, conságrale a tu esposo, el hogar que vas a formar, las penas y sufrimientos inevitables que tendrán que sobrevenirte, y ruégale con todas las veras de tu alma, que la paz y el mutuo amor reine en tu casa».

Carta a su hermana Lupe el 6 de octubre de 1932.

La bendición del sacramento del matrimonio…

«Cuando ustedes se unan en matrimonio, háganlo siempre no por concupiscencia, sino en un amor espiritual basado en la fe en Dios, en la virtud del sacramento recibido, en la oración y en el espíritu de sacrificio».

Carta a uno de sus sobrinos el 25 de agosto de 1979.