“Un alma que ha sabido vencerse, dominarse, entregarse, darse a Dios que la ama y saborea ese amor, aun bebiendo el amargo cáliz de la Pasión, esto es lo que ahora tanto resuena: MADUREZ”.
Carta colectiva de abril de 1977 desde Roma.
“Un alma que ha sabido vencerse, dominarse, entregarse, darse a Dios que la ama y saborea ese amor, aun bebiendo el amargo cáliz de la Pasión, esto es lo que ahora tanto resuena: MADUREZ”.
Carta colectiva de abril de 1977 desde Roma.