La gracia siempre actúa…

«La gracia siempre actúa. Dejará de actuar, o yo dejaré de escucharla, si voluntariamente me hago ciega y sorda…»

Carta colectiva de febrero de 1971.

La gracia de Dios es poderosa…

«No escuchemos al enemigo. Dios debe triunfar; su gracia es poderosa; recibámosla con humildad y hacimiento de gracias y cooperemos a ella con todas nuestras fuerzas. Que la caridad reine en nuestros corazones y él nos verá con sus miradas de complacencia».

Cartas.

Recurramos a Jesús…

«Jesús tiene sus manos llenas de gracias, pero la condición es que las pidamos».

Cartas.

La santificación…

«La santificación de un alma es obra de Dios Trino y uno. Es obra del Espíritu Santo, y obra también, por qué no decirlo, del alma que es fiel a su llamado, que abre sus oídos para escuchar la voz de Dios, que abre la tierra de su corazón para que fructifique la gracia divina. No nos cerremos a ella, pues podría llegar la última ¿y…entonces?»

Carta colectiva de enero de 1969.

El divino jardinero…

«Sencillamente escribiré, lo que Nuestro Señor por su gracia, quiera imprimir en mi corazón, y aquello a que este corazón se sienta más fuertemente inclinado, para mediante este atractivo, que sin duda es inspirado por Dios, alcance mi alma su último fin, se perfeccione en mi vida religiosa, y las semillitas de virtudes, depositadas por el divino jardinero en mi corazón, y que aún, por mi negligencia, están en Germán, se desarrollen, y lleguen a la plenitud de su crecimiento y a la sazón de sus frutos, que este mismo divino jardinero quiere y espera de este jardincito, que el con tanta solicitud y esmero ha querido cultivar, pero que yo, por mi pereza, tan tristemente he descuidado».

Ejercicios Espirituales de 1940.

Gratitud a Dios…

«Día de gracias. Gracias muy especiales y regaladas con que Nuestro Señor, en su inmensa bondad, regaló a mi alma».

Diario enero-mayo 1944.

Pedir a Dios su gracia…

«Aún San Pablo, con su gran santidad, recurrió muchas veces a Dios pidiéndole que le quitara las tentaciones y el Señor le respondió ‘Te basta mi gracia’. Pidámosela; nos la dará sin duda».

Carta colectiva sin fecha.

Que no nos falte la gracia de Dios…

«Que ya para mi próxima profesión perpetua quiero ser una verdadera esposa fiel, viviendo vida oculta en mi corazón contigo y en la cruz; bien sé Dios mío, que no bastan mis propósitos por sinceros y fuertes que sean, si tu gracia no los fecundiza y para que ésta no me falte, que mi oración sea sin interrupción».

Ejercicios Espirituales de 1933.

La gracia de Dios…

«Que pueda la gracia de Dios invadir sus almas, llenarse de él, y así corresponder a sus designios de amor».

Consejos.

La gracia de Dios nos transforma…

«La gracia nos hará pasar del mal al bien, de la imperfección a la virtud, de la tibieza a una vida fervorosa; tal es la ardiente labor de la gracia en nosotros. Y esta labor será tanto más activa, cuanto nosotros nos prestemos más a su acción saludable».

Consejos.