El Espíritu Santo…

«Qué el Espíritu Santo, ese divino Espíritu de amor, sea para nosotros la luz, el calor, el iluminador que nos guía constantemente por las sendas de la perfección, quien ponga siempre en nuestros labios aquello que debemos pedir, para que sea del divino agrado. Lo nombramos hoy… el director espiritual de nuestras almas».

Adveniat Regnum Tuum.

Orar con gratitud por los bienhechores…

«A estos primeros bienhechores, a todos y cada uno de los que bondadosamente nos ayudan con una limosna mensual, y a los que con el tiempo nos favorecerán y que tú ya los conoces por sus propios nombres, llénalos de tus gracias, líbranos del mal, santifica sus almas, remedia sus necesidades cuando te lo pidan, si es conforme a tu voluntad santísima y sirve para el bien de sus propias almas, que sean todos hijos predilectos de tu corazón y de tu Madre santísima».

Adveniat regnum tuum.

Irradiación…

«Que de esta irradiación brote en tu viña santa, el germen de pureza y santidad que transforme a las almas, que las deifique y una a ti, con tal intensidad de unión, que ya solo vivan de ti y por ti».

Adveniat regnum tuum.

Orar ante el sagrario…

«Jesús Eucaristía, Corazón de Jesús escondido bajo los velos eucarísticos, dulce Jesús de nuestros tabernáculos, amante prisionero del amor, tú que has sido testigo del amor de nuestros corazones y del alboroto santo y filial con que te hemos adorado en esta tu amada prisión, tu sagrario, porque habrá otro tabernáculo en la tierra donde serás amado y adorado, escucha la plegaria de tus hijos».

Adveniat Regnum Tuum.

Gratitud a las familias que han dado una hija a la Iglesia como religiosa…

«Recompensa también con tu amor a nuestras familias todas; ellas te han hecho la mejor donación dándote en cada una, una esposa, recuerda cuánto ha costado a un padre y a una madre arrancarse este pedazo de su corazón, que en el tuyo encuentren su refugio, su morada permanente, la paz completa de su alma, su dicha cumplida.»

Adveniat Regnum tuum.

El centro de nuestros amores…

«La Eucaristía debe ser ‘el centro de nuestros amores'».

Adveniat Regnum tuum.

Santidad…

«Santidad que transforme a las almas, que las deifique y una a ti, con tal intensidad de unión, que ya sólo vivan de ti y por ti».

Adveniat Regnum Tuum.

La luz del Espíritu Santo…

«Qué el Espíritu Santo, este divino Espíritu de amor, sea para nosotros la luz, el calor, el iluminador que nos guía constantemente por la senda de la perfección, quien ponga siempre en nuestros labios aquello que debemos pedir, para que sea del divino agrado».

Adveniat regnum tuum.

El Espíritu Santo…

«Que el Espíritu Santo, ese divino Espíritu de amor, sea para nosotros la luz, el calor, el iluminador que nos guía constantemente por la senda de la perfección, quien ponga siempre en nuestros labios aquello que debemos pedir, para que sea del divino agrado».

Adveniat Regnum tuum.

A Jesús en el Sagrario…

1320 Con el Amado«Tus hijos te piden, para la ardua empresa que se proponen realizar en el mundo, para la salvación de las almas, que seas tú, desde esta casita blanca que te has escogido por morada, el promotor de todas sus obras, su sostén, su apoyo, su guía, el Maestro incansable que no cese de enseñar­les la gran ciencia del amor, para que ellos, a su vez, puedan transmi­tirla a todas las almas confiadas a sus cuidados».

Adveniat Regnum Tuum.