«Dios Nuestro Señor, en la economía de las almas, quiere que unos a otros nos sirvamos para ir a Él. Y aunque Él pudiera por sí mismo darnos todas las gracias que necesitamos para nuestra salvación y santificación, sin embargo prefiere que nos sean dispensadas por los mismos hombres. Él mismo quiso darnos de esto el ejemplo. Se hizo preceder por su profeta, por su precursor, para que le preparaste el camino, y después se hizo ayudar principalmente de doce discípulos de los más rudos que encontró, aparte de los otros 72 que igualmente les seguían a todas partes y escucharon sus doctrinas».
Sobre los Santos Evangelios.