«Dios no permita en ningún misionero el espíritu de burla. ¡Se falta con esto tanto a la caridad! Y se falta también con…el silencio, cuando el caso requiera hablar y deja uno de hacerlo por desprecio, por egoísmo, por desdén».
Cartas.
«Dios no permita en ningún misionero el espíritu de burla. ¡Se falta con esto tanto a la caridad! Y se falta también con…el silencio, cuando el caso requiera hablar y deja uno de hacerlo por desprecio, por egoísmo, por desdén».
Cartas.
«Vean, hijos, por detalles tantos de falta de atención a la gracia, por no escuchar su voz que nos solicita a una mayor perfección, vamos cayendo, y cayendo en unas y otras faltas, y así nos vamos haciendo sordos a su voz, la que un día dejará de hablarnos, para que no nos hagamos responsables de mayores infidelidades.
Carta colectiva de enero de 1969.
“Hay faltas, que sólo requieren un impulso generoso para evitarlas, junto con la gracia de Dios que nunca nos la niega, cuando la pedimos con humildad”.
Carta colectiva desde Karuizawa, Japón. Mayo 14 de 1957. f. 3223.
“¡Qué dulce se vive cuando el alma no se inquieta por sus faltas, sino que humildemente las llora en brazos de Jesús! Entonces todo queda perdonado y olvidado; y saca aún el alma mayores bienes para sí, ya que solo Dios puede sacar bienes de los mismos males”.
Ejercicios Espirituales de 1943.
«Aunque sea por faltas veniales, a mi me gusta considerarme siempre como el hijo pródigo en ese recurso confiado y amoroso a Dios Nuestro Señor, después de haber cometido una falta, cualquiera que ella sea, dejando a mi alma que se sumerja en lo más profundo de su miseria, para gozar en seguida de las caricias de un Padre que perdona y que ama».
Ejercicios Espirituales de 1941, f. 821.