«Nuestros vecinitos que ya se han familiarizado con nosotras, se han dado cuenta que no hay tal cosa y que al contrario, las «dotey sama», como ya nos llaman, y es el nombre con que suelen designarnos las personas cultas, católicos y no católicos, son amigas de los niños los aman y desean su bien; ya tenemos muchos que vienen a estudiar el catecismo y también señoritas y jóvenes. Pidan a dios alcancen todos la gracia del bautismo».
Carta colectiva desde Japón en Mayo de 1953.