«La verdadera paz, la verdadera alegría no se logra si no a costa de desterrar de nosotros mismos el egoísmo».
Carta colectiva de diciembre de 1971.
«La verdadera paz, la verdadera alegría no se logra si no a costa de desterrar de nosotros mismos el egoísmo».
Carta colectiva de diciembre de 1971.
“Todo lo encontrarás en no buscarte a ti mismo.
Consejo.
«No hay permiso para que ninguno sea egoísta. Eso debe estar desterrado de todo miembro de nuestra familia misionera. En cada uno debe resplandecer la alegría perfecta, la paz perfecta y la dulzura perfecta».
Carta a la comunidad de Los Angeles el 14 de julio de 1955.
«Ninguno es malo, ni hace las cosas por maldad, Dios los libre. Casi todos nuestros descontroles, por así decir, no provienen más que de nuestro egoísmo. No nos hacemos el ánimo a dar a Jesús eso que me contraría, eso que me raspa, y, naturalmente, mientras se lo estamos negando, él continúa pidiendo, pues, se entabla una lucha».
Carta colectiva, Marzo 7 de 1960.
«Amar incesantemente a Jesús crucificado, buscando la mortificación y no el ser amados con preferencias a los demás. Eso es egoísmo puro».
Carta colectiva de junio de 1977.
“Menos egoísmo, más prudencia y el alma vivirá en una continua paz”.
Carta a su hermana Tere el 1 de enero de 1951.
“Las vicisitudes de nuestra existencia nos mueven y nos revuelcan. Se levantan encrespadas hasta que nosotros, reconociendo nuestra nada, nuestra flaqueza, nos resolvemos a no pensar en nosotros mismos y nos abandonamos por entero en la infinita misericordia de Dios”.
Carta Colectiva, Los Ángeles, abril 22 de 1953. f. 3086.
«No pensar en nosotros mismos. Generalmente eso es lo que detiene la obra de nuestra santificación».
Consejos.
“A vivir esa santidad que no se logra jamás en el egoísmo, en el buscarnos a nosotros mismos, en el querer darnos gusto; sino, en el espíritu de penitencia, en el negarnos a nosotros mismos, en el vivir esa oración de San Francisco: «Que donde haya odio siembre la paz, etc. etc.» y la síntesis del espíritu de nuestra familia misionera: ALEGRÍA SERÁFICA EN NUESTRA DONACIÓN TOTAL Y GENEROSA A DIOS Y A LAS ALMAS».
Carta colectiva de octubre de 1968.
“La vida comunitaria, que lo es de alegría y satisfacción —aun cuando para llevarla tenga que sacrificar mi amor propio, comodidad—, la verdadera paz, la verdadera alegría, no se logra sino a costa de desterrar de nosotros mismos el egoísmo”.
Carta colectiva de Diciembre de 1971 desde Roma.