«Apenada, preguntaba a nuestro Señor, que fruto iría a sacar de estos ejercicios, cuando mis ojos se detuvieron en esas hermosas frases dichas a la madre Luisa Margarita, por sus sacerdotes, para sus sacerdotes; palabras que inundaron mi alma como un río de gracias».
Ejercicios Espirituales de 1940.