«¿Verme estimado? ¿Verme preferido? ¿Verme ensalzado? ¿Tener ocupaciones que no me fatiguen? ¿Vivir como si fuera rico, como si mi ideal fuera aquello de la ley del menor esfuerzo? ¿Es así como quisiera que me sorprendiera la muerte…? ¿Verdad que no?»
Carta colectiva del 27 de enero de 1970.