«Así es que, la excelencia de la vida religiosa estriba en: los desposorios del alma con Dios, en su unión más íntima con él, en que se abraza la vida de perfección, y en que, el alma asociada más íntimamente al misterio de la Redención, a una con su Esposo divino y en unión de su Madre celestial, trabaja incansablemente por la extensión del Reino de Cristo».
Excelencia de la vida religiosa.