«La palabra penitencia, en su acepción más literal, es: la contrición de los pecados, ese sincero dolor de haber ofendido a Dios por ser Él quien es, tener en el corazón esa pena de haberle contristado pero confiando a la vez con inmensa confianza, que Él nos perdonará, no temer arrojarnos en sus brazos, por más miserables que nos veamos, y si Él nos da el consuelo de las lágrimas, llorar en su regazo, y si no, la pena interior es bastante para purificar nuestra alma, unida a la confesión»
Consejos.