«Cuando se va tras de un ideal, de un hermoso ideal, no se fija uno en nada, se pasa por todo; adelante, siempre adelante».
Ejercicios Espirituales de 1941.
«Cuando se va tras de un ideal, de un hermoso ideal, no se fija uno en nada, se pasa por todo; adelante, siempre adelante».
Ejercicios Espirituales de 1941.
«Realmente es esto de gran importancia. Tengo para mí, íntimamente, que el ideal es la muralla donde se estrellan las sugestiones diabólicas, es el escudo, donde rebotan las flechas enemigas, es el baluarte desde donde se ve venir con calma al enemigo, porque se está seguro».
Ejercicios Espirituales de 1936.
«Antes de principiar los santos ejercicios nos ha recomendado Nuestra Madre, renovar en ellos los ideales del alma».
Ejercicios espirituales de 1936.
«Nuestra vida tiene que tener como ideal, como ejemplar a Cristo, y a Cristo resucitado; contemplarlo en la gloria de su resurrección, para animarse a seguirlo en su vida de trabajos y afrentas y menosprecios».
Ejercicios Espirituales de 1941.
«Nuestra vida tiene que tener como ideal, como ejemplar a Cristo, y a Cristo resucitado; contemplarlo en la gloria de su resurrección, para animarse a seguirlo en su vida de trabajos y afrentas y menosprecios».
Ejercicios Espirituales de 1941.
«El ideal acrecienta las fuerzas del alma, la sostiene y robustece en sus debilidades, le hace dulce lo que es amargo, la llena de santos deseos, la inflama en el amor divino, y aquilata su celo por la salvación de las almas».
Ejercicios Espirituales de 1936.
«Que no perdamos este ideal: salvación de las almas, ya que para ellas, y por la gloria de Dios, fuimos escogidos por él, que no nos llegue la muerte, que quizá nos pueda segar de un momento a otro, sin previa enfermedad en la cual tengamos tiempo de arrepentirnos y enfervorizarnos, que este fervor sea perenne en nuestro corazón, no negando nada a Dios de cuanto nos pida».
Carta a la comunidad de Talara el 26 de octubre de 1967.
«Tengo para mí, íntimamente, que el ideal es la muralla donde se estrellan las sugestiones diabólicas, es el escudo, donde rebotan las flechas enemigas, es el baluarte desde donde se ve venir con calma al enemigo, porque se está seguro.»
Ejercicios Espirituales de 1936.
«El ideal acrecienta las fuerzas del alma, la sostiene y robustece en sus debilidades, le hace dulce lo que es amargo, la llena de santos deseos, la inflama en el amor divino, y aquilata su celo por la salvación de las almas».
Ejercicios Espirituales de 1936.
«Tengo para mí, íntimamente, que el ideal es la muralla donde se estrellan las sugestiones diabólicas, es el escudo, donde rebotan las flechas enemigas, es el baluarte desde donde se ve venir con calma al enemigo, porque se está seguro».
Ejercicios Espirituales de 1936.