A la escucha de Jesús…

«¿Qué de dónde vamos a sacar todas las virtudes que necesitamos? Pues no de otra parte que del Corazón de Jesús. Y para eso se quedó en la Eucaristía, ya que no solamente está allí para recibir nuestras adoraciones y nuestros homenajes, sino también para escuchar nuestras súplicas; ansía que vayamos a él a contarle y pedirle, cuanto necesitamos para nosotros mismos y para los demás. Tiene sus manos llenas de gracias, pero la condición es, que las pidamos. Se siente Jesús cuando no lo hacemos, y por eso dijo a sus apóstoles: «Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid y recibiréis.» ¿Quién será el hambriento que, junto a una mesa espléndidamente servida, e invitado por el dueño a comer lo que guste, no lo haga? Y a las veces, nosotros somos ese hambriento, y sediento, y cabe a las fuentes de agua viva, nos morimos de sed y de hambre, solamente por flojera, por no hacer nuestra oración.

Carta colectiva del 7 de marzo de 1960.

Cristo, nuestra paz…

«En su noble frente, espejo de la divinidad, asiento de la sabiduría, brillan, con singulares resplandores destellos de cielo; se reflejan los sentimientos de su Corazón traspasado de dolor, ansioso por comunicar a los suyos su propia paz; por eso les dice: no se turbe vuestro corazón; creer en Dios, creed también en mí».

Ejercicios Espirituales de 1950.

Conmover los corazones endurecidos…

«Mi dulce Salvador me ha hecho comprender, dice Santa Margarita María, que los que trabajan por la salvación de las almas tendrán el arte de conmover los corazones endurecidos, trabajarán con admirables resultados si se compenetran ellos mismos de una devoción tierna hacia su Corazón sacratísimo».

Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida.

Cuando se fundieron dos corazones…

«Ese día, ¿lo recuerdas Jesús? Se fundieron nuestros corazones: el tuyo sapientísimo, divinísimo, amorosísimo, purísimo, con el mío tan ruin, tan miserable, tan frío, tan seco; pero al contacto del tuyo el hielo se trocó en fuego, la Peña se rompió manando de ella agua en abundancia, agua capaz de purificar ese corazón, que en adelante no quería pertenecer más que a su Amado».

Misericordias Domini in aternum cantabo.

Los amorosos brazos de Jesús…

«Pequeñita y miserable hallo un lugar muy amplio en sus amorosos brazos, en su divino Corazón».

Ejercicios Espirituales de 1943.

Dejarse hacer por Dios…

«¡Haz de mí lo que quieras!, más déjame vivir y morir en tu amante Corazón, para que ahí se caldee el mío y pueda a mi vez calentar las almas que se acerquen a mí».

Lira del Corazón.

Guiar a las almas hacia Dios…

«¡Dulcísimo Jesús!… Dame tu mismo Espíritu para guiar a las almas, para conducirlas hasta tu Divino Corazón, y que en él hagan su morada».

Ejercicios Espirituales de 1950.

Cabe el corazón sagrado de Cristo…

«Cabe tu corazón sagrado, como Juan en el día de la cena, nuestros corazones se inflamarán; al escuchar tus latidos de amor nuestras almas se abrasarán y sabrán transmitir a otras almas los sentimientos que embargan tu corazón; la sed de almas que lo devora y cómo tú solo quieres que los corazones se inflamen en el fuego que has venido a traer a la tierra».

Experiencias espirituales.

Sagrado Corazón de Jesús…

«Sagrado Corazón de Jesús en vos confío… Porque al decir esto le manifiesto todo lo que quiero, todo lo que de Él espero y todo lo que en Él confío».

Experiencias espirituales.

Confianza en el Sagrado Corazón…

«Siento una grande confianza en el Corazón de Jesús que lo hará todo en mí para el desarrollo de esta obra en la que me siento tan sola. El pobre pajarillo sigue con sus alitas cortadas y mojadas, no puede volar, pero Jesús suele tomarlo en sus manos y encerrarlos en su adorable Corazón».

Carta al director espiritual el 8 de febrero de 1950.