«Las almas nos necesitan en todo el mundo: Y es un mandato divino: Id y evangelizad a todos los pueblos».
Carta colectiva de septiembre de 1978.
«Las almas nos necesitan en todo el mundo: Y es un mandato divino: Id y evangelizad a todos los pueblos».
Carta colectiva de septiembre de 1978.
«¿Procuro buscar las oportunidades para hablar de Cristo? ¿Me esfuerzo por entablar contactos humanos que me permiten después dar el mensaje?»
Consejos.
«¿Cómo contribuyó a la evangelización o anuncio del Evangelio a quienes no han oído hablar de Cristo?»
Circular del 14 de abril de 1974.
«En la economía de las almas ha querido siempre la Providencia Divina asociar la mujer a las empresas salvadoras de la iglesia, sirviéndose de ella ya desde los primitivos tiempos del cristianismo, pues sin su cooperación los apóstoles hubieran tenido que distraer su atención en infinidad de detalles que ella, la mujer, sabía prever y realizaba calladamente en pro de la evangelización y en la atención directa que los apóstoles necesitaban para su subsistencia».
Consejos.
«San Pablo decía a su compañero: predica a tiempo y a destiempo… amonesta, etc. (cfr. 2 Tim 4,2). La clase misma, la atención a una enferma, etc., pueden convertirse en una evangelización».
Carta colectiva del 7 de septiembre de 1974.
«¡Qué consuelo! ¡Qué gozo indecible! haber sabido mirar en cada pobre la persona misma de Cristo y consolar en él las amarguras de tantos desechados de la fortuna, de tantos miserables que carecen, más que del pan material, del pan de la gracia».
Estudios.
«Qué todas las almas que evangelicemos se divinicen, se transformen, lleguen a la plenitud de la santidad».
Ejercicios espirituales de 1950.
«Preparar esos corazones que deberán ser templos del espíritu Santo, morada de la santísima Trinidad, tabernáculo de Jesús Eucaristía, encanto y delicia de la Madre de Dios».
Lira del Corazón.
«Lo importante hijos es que no estemos ni un solo momento pasivos ni interior ni exteriormente, que recordemos y en todo momento que «es urgente que Él reine» en los corazones, en las familias, en las comunidades religiosas, parroquiales, diocesanas, nacionales y mundiales. Que Él viva en todos, reine en todos, sea conocido y amado por todos: de palabra y de obra. Mientras vivamos nos movemos y somos».
Carta circular del 29 de junio de 1977.
«Las almas nos necesitan en todo el mundo. Y es un mandato divino: ir y evangelizar a todos los pueblos».
Carta colectiva de septiembre de 1978.