Enamorada de Jesús…

«Desde el momento en que mi alma se dio cuenta de ello; cuando él me atrajo sobre su pecho, cuando dijo a mi oído las dulces palabras de su amor, vi que había encontrado el único amor que podía saciarme, el único que podía hacerme feliz».

Viva Cristo Rey.

La atracción de Jesús…

«Cuando él me atrajo sobre su pecho, cuando dijo a mi oído las dulces palabras de su amor, vi que había encontrado el único amor que podía saciarme, el único que podía hacerme feliz».

Viva Cristo Rey.

Amar a Dios…

«Amar y servir a Dios al estilo de los santos».

Viva Cristo Rey.

Que todos conozcan y amen a Dios por medio de santa María de Guadalupe…

«Que todos te conozcan y te amen; esta es la única recompensa que quiero. Que todos amen a tu Padre, al divino Consolador, que todas las almas conozcan la Trinidad Beatísima por medio de tu Madre Inmaculada, María de Guadalupe».

Viva Cristo Rey.

Al servicio de la misericordia de Dios…

«Señor, mi fuerza, mi poder, mi confianza, mi fe ciega, está en mi miseria, puesta al servicio de tu misericordia. Con eso lo digo todo».

Viva Cristo Rey.

Enseñar a los que aún no conocen a Dios…

«Todo esto Jesús, quisiera enseñar a los paganos. Quisiera que hicieran de sus almas una lira que continuamente estuviera dirigiendo al cielo los dulces, tiernos, ardientes, inefables acentos que deleitaran tus oídos e hicieran descender a torrentes las gracias sobre ellos y sus conciudadanos».

Viva Cristo Rey.

Somos instrumentos de Dios…

«Sírvete de mí, en tu misericordia infinita, como de un instrumento para tu gloria. Manéjalo a tu gusto».

Viva Cristo Rey.

El centro del corazón…

«Jesús Eucaristía, ‘centro y alegría de mi corazón'».

Viva Cristo Rey.

La vocación esencial…

«La oración es la vocación esencial de mi vida».

Viva Cristo Rey.

La belleza de un alma en gracia…

«Y mi alma, ansiosa de pagarte lo que por ella has hecho, sin merecerlo, ¿se quedaría insensible a los gritos de la naturaleza que le dice: toda nuestra belleza, toda nuestra grandeza, todo nuestro esplendor, toda nuestra variedad, toda nuestra capacidad, no es nada comparada a la de un alma en gracia? No es nada comparada a la de un alma en gracia que corresponde a los designios de su Dios haciéndose por esto cada vez más bella, más semejante a su Creador, ahondando su capacidad para recibir con mayor abundancia los efluvios divinos».

Viva Cristo Rey.