El alma de fe sencilla…

«Para el alma de fe sencilla, el amor de Dios, de sus ternuras, de su cielo, de su Madre, ¡es esto un océano de inefables delicias en donde se sumerge toda entera el alma, sin querer salir más de él».

Lo que me dice el cuadro de la anunciación de nuestra Capilla.

Conservar la fe en medio de las dificultades…

«Mi alma estaba llena de angustia, una pena mortal casi me aniquilaba. La contradicción de los de fuera se juntaba a la lucha interior para hacer zozobrar en el fondo de mi alma mi fe».

Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?

Que la fe ilumine nuestro sendero…

«Aunque el alma esté agitada por todos los vientos; aunque la tempestad parezca inundar la débil barquilla; aunque el cielo esté encapotado; aunque la furia de la tempestad haga de la pobre barca un juguete, no puede temer, si la fe sigue iluminando su sendero; si la fe es el faro luminoso que la llevará al puerto; si María, la dulce estrella de los mares la conduce».

Estudio sobre la Regla y el Evangelio.

El don de la fe…

«El justo vive de la fe. La fe es un don grandísimo que llena el alma de paz y alegría de quien sabe vivirlo plenamente, sin fijarse en los harapos de quien se viste, quien esté constituido en dignidad sobre ella, porque, a pesar de los harapos, es Cristo Jesús, quien está presente; es Él también en cada uno de nosotros, de todos aquellos con quienes nos copiamos, y hasta de aquellos que habitan tan lejos de nosotros, que ni siquiera los conocemos».

Carta a una de sus comunidades el 5 de octubre de 1974.

Fe como la de santa Teresita…

Fe como santa Teresita, que supo desprenderse hasta de los consuelos divinos, ya que Dios la hizo caminar por la senda oscurísima de la fe sola, nos llega a decir también: qué cosa puedo tener de más en el cielo, si ya lo poseo en la tierra totalmente».

Carta colectiva del 16 de abril de 1980.

Fe y caridad…

«Tengo bien entendido, hace muchos años, que la virtud de la fe, unida a la caridad, son las que dan a nuestras acciones todas, el mérito, el valor».

Ejercicios Espirituales de 1936.

La regla infalible de la vida…

«La fe es la regla infalible de su vida, y cuando se encuentra en tal estado de aridez, que ni siquiera puede producir actos de esta virtud, presenta humildemente a Dios su omnipotencia, ama su miseria, se goza en verse bueno para nada, hace a su Señor un don de su nada».

La Santísima Trinidad Misionera.

La fe que debemos tener…

«La fe de la cananea debe ser mi fe en toda circunstancia. Pero a esa fe debo añadir la sumisión rendida de mi voluntad a la suya… Entonces la fe, casi nomás tiene las apariencias, porque se convierte en claridad».

Estudio sobre la Regla y el Evangelio.

Reavivar la fe…

«Lean por favor las epístolas de San Pablo y se reavivará la fe. Cuando se pierde la fe, se acaba también la confianza y el amor. El alma se queda vacía. Los santos, ninguno fue así».

Carta colectiva del 1 de abril de 1974.

Como el grano de mostaza…

«Este grano de mostaza es para nosotros la fe, esa virtud teologal que, practicada más y más puede hacer de ese granito sembrado en el surco, un frondoso árbol en donde vengan a posarse las aves del cielo. Si por la intensidad de nuestra fe, hacemos de nuestra oración un centro de atracción, en donde el mismo Dios se ve obligado a descender, derramando allí los torrentes de sus gracias, para que a su vez se desborden en favor de las almas, entonces, sí que tendrá cumplimiento de nosotros esta parábola»

Estudio sobre la Regla y el Evangelio.