«‘Aparecieron flores en nuestra tierra’. Hermosísimas flores de fragancia exquisita brotaron aquella mañana del 12 de diciembre de 1531 en la cumbre del Tepeyac, embalsamadas al hálito purísimo de María Inmaculada, en aquel día para siempre memorable, en que esta excelsa Señora descendía de su regio trono para venir a esta tierra que había elegido por suya».
Aparecieron flores en nuestra tierra.