El valor de los sacrificios…

«Nuestro misericordiosísimo Dios y salvador, satisfecho con los pequeños sacrificios que tanto las de Puebla como las de Cuernavaca hemos tenido que ofrecer en los tiempos aciagos por los que hemos atravesado, que son los que atraviesa toda obra de Dios, y viendo que la mies ondea y se cae de la espiga por falta de segadores, ha recordado que sus hijas, las Clarisas Misioneras Sacramentarias, fundidas todas en un solo corazón y una sola alma, tienen el ideal grandísimo de trabajar con Él, en las mies del Padre de Familias».

Carta a sus hijas religiosas de Puebla el 3 de julio de 1950.

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