A la hora de nuestra muerte…

975 Tumba de M.C. en Roma«Que no tengamos, a la hora de la muerte, la tristeza de comprobar, que pude haber hecho mucho y, no lo hice por cobarde, porque me faltó espíritu de oración, porque no trate de ser humilde y obediente, porque no estuve dispuesta a aceptar la santa voluntad de Dios»

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