Monedas para comprar almas…

«Con qué apetito me comía hasta lo menos agradable, creo que jamás le puse pero a ningún alimento, ni siquiera a aquellos a los que no estaba acostumbrada, como eran los atoles, avena, o frijolitos con gorgojos… Todo me parecían monedas magníficas para comprar almas para el cielo».

Autobiografía.

Deja un comentario